Eugenia Codina Desde mi ventana

viernes, 14 de enero de 2011

Aprender

La pimera vez que visité una libreria en los Estados Unidos, ya hace de eso unos veinte años, me llamaron la atención varias cosas. La abundancia, lo primero.
Lo segundo que me llamó la atención fue que el concepto libro y su uso era distinto que en Europa. En las librerías americanas, además de haber todo tipo de literatura, había otras tres grandes secciones: los libros testimoniales, los libros de autoayuda y los libros de aprendizaje. Las dimensiones de esta última sección me dejó atónita. Había libros para aprender a escribir poemas, novelas, cartas o manuales. Para aprender a volar en avioneta, en globo, o para aprender a hacerse un paracaídas. Para tejer, bordar, cortar árboles, pescar, cortar figuras de papel... Para cualquier tema, por inverosímil que pareciera, alguien había escrito un manual que prometía al lector aprender por su cuenta y en la comodidad de su casa.
Las tres secciones dicen algo de la mentalidad de un país formado por emigrantes que quieren llegar a más de lo que eran al llegar o a más de lo que fueron sus padres. La lucha diaria y la superación en todos los sentidos son esenciales para salir adelante en una sociedad competitiva. Estas librerías son el paraíso del autodidacta.

Ahora que, al cabo de estos años, los libros de autoayuda y las historias testimoniales ya invaden también las librerías europeas, no me ha sorprendido ver como los libros de aprendizaje han hecho su transición natural al ordenador. La gran mayoría de los usuarios aprendemos a usar los programas o las nuevas plataformas (de google, por ejemplo) intuitivamente o haciendo uso de ¨tutorials¨ que encontramos en youtube o que ofrece el mismo programa. Esta forma de formación permanente dice mucho, desde mi punto de vista, de cómo ha ido avanzando la capacidad del usuario de asimilar conceptos abstractos por su cuenta. Se lee menos pero se escribe más. Se lee menos pero se aprende más.

Veamos sino lo que ocurre en el más accesible de todos los medios, la televisión En cuestión de unos años se ha pasado de Friends, una serie sobre un grupo de amigos guapos y banales a los que les pasan cositas personales, a una serie como Bing Bang Theory, en la que los amigos a los que les pasan cositas personales son empollones, feos y doctorados en física. Es lo que ahora se está empezando a llamar ¨college humor¨.

Este vídeo ilustra en parte lo dicho arriba. Aunque se trate de una broma, es en realidad un tutorial, es decir un manual de uso, para usar Photoshop. La gracia está en el uso inesperado de un género que tan identificado está con el gangsterismo, el porno y el machismo, para ponerlo aquí al servicio de la eterna necesidad americana (y ahora de todos los países) del autoaprendizaje.

miércoles, 12 de enero de 2011

Viaje sentimental

Estuve en Barcelona entre fin de año y el día de Reyes. Fue una ocasión para ver a la familia que vive repartida por el mundo y de pasear por la ciudad de mi infancia y juventud. Mi infancia transcurrió por la zona entre la Plaza Cataluña y el ahora llamado Raval. Al pasear de nuevo por estos lugares, que han cambiado tanto y tan poco a la vez, me llaman la atención los detalles. En mi recuerdo han quedado grabados los pequeños paisajes: escaparates, fuentes, farolas, rincones misteriosos al girar la esquina, puertas siempre cerradas. Y sobre todo, el suelo. Este suelo barcelonés que se reconoce a la primera ojeada.