Eugenia Codina Desde mi ventana

martes, 30 de septiembre de 2014

Luz a rayas

Mirando esta luz de las persianas medio bajadas sentí una difusa nostalgia mezclada con la seguridad que no da lo conocido desde la infancia. Era esa luz de las persianas medio bajadas a la hora del mediodía cuando el sol está en el punto más alto. Una imagen sugerente para los españoles que miran la foto. Nos recuerda las lentas tardes de verano, días de lentitud y bochorno. Quizás el despertar de una siesta demasiado larga. Quizás cierta desorientación sobre la hora del día.

En cambio, esta instantánea es para un nórdico una imagen de postal, una bonita foto o quizás un montaje fotográfico. En Holanda no hay una relación sentimental con la persiana. Esta luz difusa, cortada a rayas, no pertenece al paisaje diario de este país. Tampoco la imagen sugerente de un interior medio oculto por una tupida persiana. Al contrario, si algo llama la atención al recién llegado a Amsterdam o La Haya es ver que las casas de planta baja tienen grandes ventanales sin visillos. La ausencia de cortinas convierte los íntimos interiores en escaparates. Como es sol es escaso no es cuestión de ponerle obstáculos, piensan los holandeses. A más luz entre en la casa mejor. El nombre que se usa para describir una casa adosada lo dice todo: doorzonwoning que se podría traducir por casa atravesada por el sol. Y así se van formando nuestros paisajes interiores.