Foto oficial de la señora Kant
En mi post Una semana en Holanda explicaba que dos influyenetes políticos holandeses han dimitido para dedicarse a la familia. Se me había pasado por alto comentar que el día 4 de marzo ya había dimitido Agnes Kant, la cabeza de lista del partido comunista (SP). La señora Kant, haciendo honor a su filosófico apellido, ha dicho que visto que las perspectivas eran que su partido perdiera al menos once escaños, de los 24 con que ahora cuenta el partido, en la elecciones de junio, se retiraba de la política definitivamente. Un sorprendente gesto de autoanálisis en una política que se ha caracterizado en su vida parlamentaria por ser una gruñona poco dada a la autocrítica y la empatía.
Agnes Kant debe su fama de cascarrabias a un espectacular enfrentamiento a grito pelado en un debate televisivo con el teñido Wilders del PVV.
Es decir, los hombres renuncian a la política para cuidarse de su familia y la mujer porque considera que no lo hace bien. ¿O será que Anges Kant es más honesta y menos espabilada que Camile Eurlings y Wouter Bos que ven caer los chuzos de punta y son los primeros en buscar refugio?
2 comentarios:
Me juego lo que quieras a que de aquí a unos meses tanto Camile Eurlings como Wouter Bos tienen unos trabajazos (que probablemente ya habrán apalabrado) con alguna gran empresa y la familia, en ese momento, volverá a quedar relegada a segundo plano. Claro, que queda más bonito decir que se van por ver crecer a sus hijos (ooohhhhh).
Todo antes que reconocer que se van, en realidad, porque el barco se hunde, y ya no mola.
Pues no me extrañaría. Eurlings lo deja para poder ¨formar una familia¨ lo cual suena a chamusquina. Al menos Bos tiene ya tres niños pequeños en casa y tiene mejor excusa.
Un amigo holandés se enfadó conmigo por este tipo de comentarios. Me dijo: los hombre nunca hacemos nada bien: si nos dedicamos al trabajo somos unos desconsiderados, si nos dedicamos a la familia unos aprovechados y unos caguetas.
Algo de razón tiene el hombre, aunque debo decir que me reí mucho de su enfado.
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