Eugenia Codina Desde mi ventana

martes, 31 de agosto de 2010

Mente y cuerpo


Entrando en el hospital

Ya he empezado el tratamiento contra el cáncer de pecho que me diagnosticaron en julio. Después de la mastectomía, el patólogo analizó los tejidos y, al cabo de diez días, el oncólogo me dio el plan de tratamiento. Es largo y variado: quimioterapia, inmunoterapia, radioterapia. Un año. Además tengo que seguir un tratamiento hormonal durante cinco años.
Como se trata de un tratamiento tan largo, me han implantado un catéter portátil (Port-a -cath) bajo la clavícula de forma que no tengan que pincharme en las venas del brazo. La implantación del catéter se hace operativamente, queda oculto bajo la piel. Es decir, otra operación, mucho más corta que la mastectomía pero que igualmente implica anestesia, ingreso, puntos, dolor postoperatorio y, en definitiva, tensión.


Antes de la operación para ponerme el catéter.

La operación transcurrió bien y las molestias posteriores se pudieron neutralizar farmaceuticamente. Al cabo de diez días ya me podía empezar el tratamiento de quimioterapia.
La primera sesión de quimioterapia no fue traumática, como yo esperaba, porque antes de empezar la sesión me dieron varios medicamentos para contrarrestar los efectos secundarios más temibles, como el mareo. Durante la semana posterior a la sesión los medicamentos me ayudaron a sobrellevar la experiencia, no sin malestares, pero sí de una forma digna.

La ciencia médica y especialmente el tratamiento del cáncer ha avanzado mucho en los últimos años, no solo en la lucha contra la enfermedad sino también en el bienestar del paciente durante un tratamiento tan agresivo. El catéter portátil que me han implantado es un gran avance que evita mucho dolor a causa de los pinchazos. La medicación antes y durante la quimioterapia evita muchas molestias, dolores y malestares. El equipo de enfermería me hace también un seguimiento de mi estado anímico para poder ofrecerme apoyo psicológico en el momento que sea necesario. Es un tratamiento largo y agresivo que afecta tanto al cuerpo como a la mente.


El día antes de la operación del catéter

En mi caso, como el de muchas personas, yo no sentía ninguna molestia ni malestar antes del diagnóstico. Si no me hubiera encontrado un bulto en el pecho bajo la ducha, seguiría viviendo como hasta hace dos meses, convencida de que estaba sana ya que trabajaba, reía, comía, hacía deporte, dormía, creaba y amaba con energía y entusiasmo.
Un equipo de médicos me dijo que estaba enferma, que tenían que sacarme un pecho urgentemente y que me tienen que dar tres tratamientos de caballo para curarme durante un año. Cuando esté ¨curada¨ me voy a enterar porque me lo van a decir los médicos, no porque yo lo note. A diferencia de una gripe durante la cual uno se siente mal y cuando le medican pasa a sentirse bien, con esta enfermedad me sentía bien antes de empezar la medicación y me siento mal a causa de la medicación.

Todo lo que he escrito arriba y las fotos con las que lo ilustra me llevan al tema de la mente y el cuerpo. En la foto anterior a mi operación me encontraba bien y relajada. En el momento que me acerco al hospital y sé que me van a operar se me transforma la cara.

En definitiva, el cáncer es una enfermedad que requiere una aceptación exclusivamente intelectual de la enfermedad. Como no siento una mejora al seguir el tratamiento, sino al contrario, solo lo puedo aguantar a base de fuerza de voluntad. La mente tiene que fijarse un objetivo a largo plazo e ignorar las señales del cuerpo que no quiere esta toxicidad dentro (de ahí las nauseas y los vómitos). El cuerpo no entiende lo que la mente entiende. La mente le ordena al cuerpo que acepte operaciones y quimioterapia. Mi cuerpo no entiende que células ultraliberales se vayan estableciendo por su cuenta sin tener en cuenta las reglas y la supervivencia del resto del cuerpo.
De ahí que mi mente tenga que imponerse contratintuitivamente a base de fuerza de voluntad.

Como hacerlo es lo que estoy aprendiendo ahora. Aprendo a nadar nadando.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mucha suerte con el tratamiento, Eugenia. Un beso con muchísimo cariño y todo nuestro apoyo desde Luxemburgo, María y Antonio

Anónimo dijo...

Querida Eugenia:
Eres una gran guerrera y eso puede con todo.
Te mandamos toda nuestra energia y apoyo.
Un super beso de los dos desde Sitges- Barcelona
Rodo y Jesus

Anónimo dijo...

ànim i fortalesa. Eugenia.
Rep una forta abraçada.!
Rosa M.