Eugenia Codina Desde mi ventana

sábado, 13 de diciembre de 2014

El valle inquietante



El mes pasado estuve en  un congreso sobre nuevas tecnologías en el comercio y los negocios. Entre las diferentes presentaciones, apareció un pequeño robot que bailaba y se movía de forma tan graciosa y humana que me dejó encandilada. No era yo sola la que se sintió enternecida por el pequeño robot bailarín. Un corro de mujeres jóvenes estaban en cuclillas fotografiando y grabando al ingenioso robot-niño. Su atractivo era indudable y el efecto devastador en la población femenina, evidente. En aquel momento comprendí que los robots van a formar parte de nuestra vida. Este pequeño personaje va a cumplir el papel que hasta ahora reservamos a los animales de compañía. Ya veo este pequeño ser como el nuevo compañero de ancianos, niños y solitarios. Un ser que se mueve como un niño, no es nunca agresivo ni caprichoso, no ensucia (al contrario, ¡limpia¡), y que a fin de cuentas, acompaña.  

Robot visto en JaarcongresECP2014 en La Haya, el 20 de noviembre 2014

La cuestión es dónde está el límite entre la ternura y la grima. ¿Cuándo deja un robot de conmovernos para pasar a inquietarnos por su casi-parecido con nosotros?. En robótica se conoce el efecto grima como el Valle Inquietante, es decir, este punto ciego entre el "otro" y nosotros. Yo diría que este ¨valle¨ inquietante no atañe solo a los robots sino también a otras especies. Cualquiera que haya visto en su momento a Copito de Nieve, el gorila blanco del zoo de Barcelona, sabe a lo que me refiero. El gorila blanco de ojos azules miraba fijamente a los visitantes, de una forma tan humana que daba ´grima´. Solo para sentir la profundidad de esta inquietud vale la pena ver la película The dawn of the planet of the apes (El amanecer del planeta de los simios). La historia no es terriblemente original pero la animación y los efectos especiales se acercan peligrosamente al Valle Inquietante. Si el acercamiento entre especies está en el futuro no es entre las especies humanas y animales sino entre los seres humanos y los robots, los androides que vamos a crear. Y no estoy segura de que sea una mala idea. Al fin y al cabo, vale más convivir con una especie hecha a nuestra imagen y semejanza que con especies con un ADN diferente al nuestro.

¿A qué da grima? Fotograma de la película El amanecer del planeta de los simios.

No hay comentarios: