Eugenia Codina Desde mi ventana

lunes, 22 de junio de 2009

Historias de la ciudad: Amsterdam


Estas son unas cuantas historias de la ciudad de Amsterdam que recopilé la semana pasada. Para los que visiten la ciudad estas vacaciones.

El aparcamiento de bicicletas más grande del mundo
En la estación de Amsterdam se encuentra este monumental aparcamiento de bicicletas. En Amsterdam circulan 500. 000 bicicletas. El robo de bicicletas llega a cifras astronómicas: 80.000 al año. Es el medio de transporte imperante en la ciudad. Cuando uno no sabe que hacer con la bicicleta vieja, se tira al canal. Si uno le pregunta a un habitante de Amsterdam la profundidad de un canal, le van a responder: dos metros de agua, un metro de barro y un metro de bicicletas.


Miles de esqueletos
Esta plaza llamada de los cartujos, Karhuizerplantsoen, está construida en frente de lo que había sido el convento de los cartujos.
Durante la peste que asoló Europa, los cartujos enterraban a los muertos en el terreno de enfrente. Cuando el ayuntamiento empezó a excavar para hacer esta plaza, se encontró tal cantidad de huesos, que optó por echar cemento y asfaltarlo. Es decir, que los esqueletos siguen aquí. Los niños juegan literalmente encima del cementerio.



La Huelga de Febrero de 1941
En esta plaza del Jordaan, Noordemarkt, se organizó, el 24 de febrero del 1941 la primera asamblea pública y convocatoria a la huelga en la Holanda invadida por los nazis. La iniciativa, en gran parte organizada por el Partido Comunista prohibido por los nazis, estaba provocada por la detención de al menos cuatrocientos trabajadores judíos por la policía holandesa y nazi. La huelga, iniciada en esta plaza, se extendió rápidamente. La convocatoria terminó con nueve muertos entre los manifestantes. Fue la primera vez que se organizaba una protesta contra las deportaciones en un país ocupado. Ha pasado a la historia como La Huelga de Febrero.


Las gafas del seguro
En esta simpática y cutre tienda del Jordaan llamada De ziekefonds bril (Las gafas del seguro) se encuentran todos los modelos retro de gafas habidas y por haber. Mis amigos me cuentan que vienen incluso de Hollywood para comprar gafas para el atrezzo de las películas de época. Faltaría más.

domingo, 21 de junio de 2009

Chirac pillado flirteando

Este es el vídeo que ha provocado la hilaridad en Francia.

El expresidente Jacques Chirac acompaña a su mujer Bernardette durante una apariciòn en público. Chirac ve a una chica rubia que no tiene sitio para sentarse y pide que le pongan una silla a su lado. La señorita rubia se sienta y, mientras Beranardette empieza su discurso, Chirac está charlando con ella. En un momento dado su mujer, irritada, interrumpe el discurso y le dirige una mirada diábolica. Es especialmente cómico ver la cara de niño atrapado robando las cerezas que pone el ex-presidente cuando su mujer se vuelve a sentar a su lado.

sábado, 20 de junio de 2009

El misterio de Amsterdam

El jueves pasado estuve en Amsterdam visitando a unos amigos. Durante la comida en un restaurante de la Marnixstraat, me fijé en la escultura al otro lado de la calle: un hombre corriendo con un maletín en la mano. Me recordó una imagen del Hombre Invisible, la novela de H. G. Wells. Les pregunté quien era el escultor. Mis amigos se rieron de mi ignorancia típica de los provincianos de Rótterdam: realmente yo había dado en el clavo al decir que era el hombre invisible. Pero era el autor el que era invisible.
Rennende man met vioolkoffer, 1982, Marnixstraat. Escultura aparecida en 1982

Imbuida como estoy del pragmatismo de Rótterdam y de la proverbial desconfianza que sentimos en esta ciudad por los pícaros de Amsterdam, pensé que me estaban tomando el pelo y así se lo dije. Mis amigos, ofendidos, me juraron y perjuraron que no era broma, que realmente en los últimos veinte años habían aparecido al menos seis esculturas en algunos puntos de la ciudad sin que nadie supiera de quién eran. Después de la escultura del hombre del violín (rebautizada por los ciudadanos de Amsterdam como ¨el hombre al que se le escapa el tranvía¨), apareció en el 1989 El pequeño leñador una escultura encaramada a un arbol del Leidsebos.
Houthakkertje, Leidsebosje. Aparecida en 1989

Para hacer la historia aún más increíble, mis amigos me contaron que hace unos años, algún vándalo se cargó la boina del leñador y que durante un tiempo apareció un cartel colgando del cuello de la escultura diciendo: ¨Se busca la boina, llamar a este número de móvil 0622888¨. Al final, el artista anónimo, reparó la boina dejando la estatua de nuevo intacta.
- ¡Ajá, entonces sí se sabe quién es el escultor!- les dije triunfante. Como digo, los de Amsterdam son conocidos por los faroles que se echan y por creerse los más vanguardistas del mundo. Son capaces de inventarse cualquier cosa con tal de impresionar a los de Rótterdam.
-Bueno, más o menos- me dijeron- te vamos a enseñar una cosa.

Estábamos casi en el Jordaan, el barrio popular por antonomasia. Fuimos hasta el Madelievenplein donde un día apareció la escultura doble Los patines de su amo, inspirada en la famosa pintura de Barraud para la compañía discográfica La voz de su amo.
span style="font-style:italic;">His masters skeelers, aparecida en el 2007

La imagen apareció después de la reconstrucción de la plaza en el marzo del 2007. En el octubre del 2008, un camión dando marcha atrás la arrancó de cuajo. De alguna forma el ayuntamiento sabía como encontrar al escultor porque este reparó el desaguisado e incluso comentó: - parece que la niña (con los patines) iba flipada-. Este comentario salió en los periódicos.

Esto confirmó mis sospechas de que el anónimo escultor debía ser un viejo hippy. - No- me dijeron mis amigos- no sabemos quien es pero sospechamos algo-.
Me llevaron hasta la calle Oudekerk, también en el Jordaan, donde hace unos años apareció esta mano de bronce cogiendo un pecho
De gestreelde borst, aparecida en la calle Oudekerk en el 1993

Esta escultura provocó cierto malestar porque algunos vecinos se quejaron de que hacía mucho ruido cuando las bicicletas pasaban por encima. El ayuntamiento tomó cartas en el asunto y decidió retirarla por su propia cuenta y riesgo. Esto provocó tales protestas por parte de los habitantes de Amsterdam que al final el consistorio tuvo que pedirle al artista anónimo que la reemplazara con alguna solución que amortiguara el ruido. Y así se hizo.

Mis amigos, llegado este punto, tuvieron que admitir que el escultor anónimo, si bien empezó como espontáneo, trabajaba actualmente por encargo del ayuntamiento. Ahora bien, la única condición que había puesto era permanecer anónimo. Nadie podía saber quien era.

Tampoco se sabía quien era cuando apareció El Violinista en el mar, cubierto por el oleaje. Seguramente fue entonces cuando el ayuntamiento entró en contacto por primera vez con el escultor. De acuerdo con él, trasladaron esta magnífica escultura al Stopera, el teatro de ópera de la ciudad. Las obras de instalación no fueron fáciles porque tuvieron que modificar el aparcamiento para poder dejar ¨surgir¨ la escultura del suelo. Mis amigos me señalaron como muy intrigante el parecido del violinista con el fallecido príncipe Claus, marido de la reina Beatriz.
Dos esculturas más ¨aparecidas¨ son El acordeonista y Los tres señoritos hablando.
El escultor anónimo permanece anónimo alimentando así la leyenda urbana. Se dice que se trata de un médico que hace de escultor en sus horas de ocio. Pero esta explicación, plausible, no es lo bastante interesante para los amsterdameses. La teoría más aceptada en la ciudad es que SOLO HAY UNA PERSONA en Holanda que no se pueda permitir decir que es escultor en sus horas libres y que se tome tantas molestias para seguir en el incógnito.

Ante mi asombro mis amigos están convencidos de que el artista anónimo es la mismísima reina.