Eugenia Codina Desde mi ventana

martes, 28 de abril de 2009

Ceci n´est pas une pipe


La traición de las imágenes (Esto no es una pipa),René Magritte, 1928/29

Magritte tenía razón: una pipa ya no es una pipa. Ahora un pipa es un molinillo de viento. Al menos, esto es lo que la dirección del metro de París opina.

Molinillo de viento, autor desconocido, 2009

La filmoteca de París organiza un ciclo sobre la filmografía de Jacques Tati. En los posters anunciantes del evento en el metro aparece una estrella encima de la pipa. Según la ley antitabaco en Francia está prohíbido estimular o enaltecer el acto de fumar en público. Así que, Jacques Tati, en lugar de una pipa lleva un molinillo de viento colgando de los labios.

Culpo de que las cosas hayan llegado a este punto a los americanos con su obsesión de lo que es políticamente correcto. Hace unos años ya fue objeto de chirigota en Europa el sello de Bette Davis , publicado por la compañía de correos de Estados Unidos, del que había desaparecido milagrosamente el cigarrillo que originalmente aguanta entre los dedos. Lo extraordinario es que le dejaran intacto el incorrecto abrigo de pieles.



Foto: Getty Foundation

Más tarde, el músico de jazz, Robert Johnson también vio desaparecer el cigarrillo de entre sus labios en el momento que se le dedicó un sello de correos.
Quizás me precipito al acusar a los Estados Unidos de falta de sentido común. Ya en el 2005, Jean Paul Sartre, fumador y filósofo (en este orden), vio el cigarrillo desaparecer de entre sus dedos en el póster de la exposición que la Bibilioteca Nacional Francesa le dedicó en el centenario de su nacimiento. Como dice el avispado redactor francés: EL INFIERNO es que LOS OTROS te eliminen el cigarrillo con airbrush.



Y ya antes, André Malraux, el ministro intelectual y fumador, vio también el legendario cigarrillo desparecer de sus labios cuando se revertió su figura en sello nacional.



Ni a Jacques Tati, famoso por ridiculizar los tiempos modernos, se le hubiera ocurrido un gag como éste del que ahora él mismo es objeto.