Nala y su mamá, Mheetu
Ayer al salir de mi casa me encontré con una vecina que acaba de ser abuela por segunda vez. Me enseñó con orgullo el rollizo bebé en el cochecito que era, realmente, una monada.
Al preguntarle como se llamaba, me dijo: Nala.
Yo no había oído nunca el nombre así que le pregunté si era hebreo (me sonaba a Noa). No, el nombre no era hebreo, era el nombre de uno de los personajes de la película El Rey León.
Me sorprendió la respuesta pero no tenía que haber sido así. Desde hace años los nombres que se dan a las nuevas generaciones son cada vez más dificiles de pronosticar. Cualquier lista de un colegio de primaria o secundaria en Rótterdam está trufado de nombres de todos los países, de nombres de cantantes, de nombres de personajes de películas y series televisivas. Los tradicionales nombres holandeses se ven sustituidos por nombres que no provienen de la religión o la historia sino de la ficción, de otras historias y de otras religiones. El estilo de vida de los padres impera.
El Meertens Instituut que se dedica al estudio y archivo de la cultura y las tradiciones holandesas acaba de publicar una base de datos gracias a la que se puede ver la evolución de los nombres propios en los ùltimos cien años y su reparto en la geografía holandesa.
Empecé poniendo el nombre de mi marido, Theo, un nombre de lo más racial holandés. El resultado es el siguiente
La popularidad del nombre Theo llegó a su cenit en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado y ha ido bajando en los úlitmos diez años. Theo es un nombre pasado de moda. Las zonas en el mapa en que se encuentra es el norte de Holanda, Frisia y en la zona que los holandeses llaman el ¨cinturón de la Biblia¨, es decir, zonas donde el calvinismo más ortodoxo está vigente. Theo es pues, un nombre elegido por los protestantes.
Si busco mi nombre, Eugenia, encuentro que ha bajado de popularidad (en Holanda se usa la variante afrancesada Eugenie) aún más que Theo y que prácticamente yo debo ser la única habitante en este momento que se llama así. La posición del nombre en el mapa es claramente en el sur de Holanda, es decir, la zona donde hay más católicos.
En los ayuntamientos de Rótterdam y Amsterdam han anunciado ya desde hace varios años que el nombre más popular en estos muncipios para los recién nacidos es Mohamed. He buscado el nombre en el Insituto Meertens y el gráfico habla por su cuenta:
La emigración de Marruecos y Turquía empezó en los años setenta y, tal como se en el gráfico las segundas y terceras generaciones han ido creciendo espectacularmente.
Pebbles Picapiedra
La variedad de nombres es tal, que ya es imposible escribir un nombre sin preguntar exactamente como se deletrea. Los nombre antillanos, por ejemplo, con muy creativos y se escriben tal como le apetece al que ha puesto el nombre. Esto no deja de tener sus ventajas para mí. Durante años he tenido que preguntar cómo se escribían los nombres holandeses, ahora ya lo tiene que preguntar también los nativos.
En realidad, repito, no tenía que haberme sorprendido del nombre Nala. Ya hace más de quince años que me asombré por primera vez porque una niña de segundo curso de primaria se llamaba Pebbles, como la hija de los Picapiedra.
Entonces ya vi que esto era solo la punta del iceberg.
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