Ayer domingo estuve mirando la televisión por satélite que no solo me permite ver todas las televisiones del mundo (Rusia, Japón e Irak) sino también las televisiones autonómicas españolas.
Me topé con una entrevista en los informativos nocturnos de Telemadrid que me llamó la atención. El periodista entrevistaba a un investigador que estudia las formas de analizar y curar el cancer con la epigenética que viene a ser, por lo que entendí, que se puede curar el cancer dándole al paciente medicinas ¨personalizadas¨a su tumor y genética concreta.
La entrevista me enganchó porque el invitado se explicaba con claridad diáfana sobre un tema tan complejo y tremendamente especializado. No solo esto, sino que además, el doctor Manel Esteller, como después descubrí que se llamaba tal genio, contestaba a cada una de las preguntas que le hacía el periodista, centrándose en dar respuesta a la pregunta DE LA FORMA MAS CORTA POSIBLE.
No es corriente ver en el florido mundo de las lenguas españolas, entrevistados que no se dejen llevar por sus propias palabras y que sean capaces de responder de forma informativa, escueta y amena. Puede ser que Manel Esteller, que ha trabajado y estudiado muchos años en Estados Unidos se haya impregnado del pragmático discurso anglosajón pero también es posible que la claridad de su discurso se deba a que dirige un equipo de setenta investigadores con veinte nacionalidades. No hay nada como un equipo transnacionall para aprender a decir las cosas claras y sin equívocos, es decir sin dejar espacio a interpretaciones que pueden ser desastrosas.
Me pregunto porque tienen más eco las opiniones de cualquier famoso, sin nada que contar más que banalidades, que las de las personas de la calidad intelectual y de la relevancia para la humanidad como el doctor Esteller (¡está descubriendo nada menos que la cura contra el cancer!). Su mensaje es directo: el estilo de vida, por ejemplo fumar, puede alterar células y formar tumores. ¿Hay algún mensaje más importante que el que atañe la salud de cada uno?. Solo hay que ver a qué hora se emitió el programa. Eran casi las doce de la noche del domingo. Si el entrevisatdo hubiera sido un jugador de fútbol o algún divorciado en serie, se hubiera emitido a la hora de más audiencia.
Aquí el fragmento de una entrevista de Eduardo Punset con el doctor Esteller en la que cuenta con entusiasmo como la experimentación en el laboratorio se convierte en medicinas que curan de verdad.
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