Levantarse de la cama no es siempre facil. Por suerte, tiene sus compensaciones. El primer café del día es el que sabe mejor. Ver la serena luz del amanecer a través de la ventana. Oír el diálogo de los pájaros en el jardín.
Y el otro punto álgido del día: la ducha con uno de mis jabones preferidos.
Un ¡viva! para el inventor de la ducha.
2 comentarios:
Otro placer matutino: no ducharse y deambular en pijama por la casa, sin afeitar. ¿Quién quiere casarse conmigo?
cierto, cierto, y quedarse en la cama leyendo el periódico hasta las doce.
Publicar un comentario