La elección de Obama es única en la historia y no lo es. Como decía Paul Krugman en El País, en momentos de crisis no eliges a alguien con quien te puedes tomar una cerveza, sino alguien serio, alguien de quién te puedas fiar, al menos de su inteligencia. Hoy se ha confirmado que un carácter equilibrado, inteligente y de suaves maneras triunfa en momentos de crisis.
Esta observación de Krugman me recuerda otros dos casos de elecciones sorprendentes en la historia que a la larga resultaron muy acertadas. Frankin Roosvelt, medio paralítico y ocultando a duras penas que casi no podía andar, fue reelegido en 1940, un momento crítico a causa del inicio de la guerra europea. Un inválido como comandante y jefe. Ahora bien, un inválido que había cambiado el país con su New Deal.
En Europa, Gran Bretaña se inclinó por otro peculiar comandante y jefe: un viejo político y un político viejo. Una elección también acertada, tal como demostró la historia.
Los dos tenían algo más importante que la fuerza física, tenían experiencia, inteligencia, sentido común y una gran fuerza de voluntad.
Barack Obama parece tener todas cualidades mentales y físicas de estos dos grandes líderes, no olvidemos sus ¨piernas delgaditas¨ tal como le echó en cara el gobernador de California en su cómico discurso.
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